Fiesta blaugrana en Roma. En un partido que fue lo que se esperaba de una final, el mejor equipo a lo largo de toda la temporada se hizo con el título que le faltaba para coronar un año futbolístico sensacional. Un 2-0 sobre un Manchester United que se cayó después del tempranero gol de Samuel Eto´o. Sublime, ahora sí en cuanto a logros. Porque a todos los elogios que se le endosaron al cuadro formado por Josep Guardiola ahora se le suman las medallas, las premiaciones.
Esta final no pasará a la historia por lo vistosa ni lo emocionante, pero sí por ser la confirmación de una nueva hegemonía en el fútbol europeo. Sería pedir demasiado, pero este ejemplo que dejó el Barcelona podría ser imitado por otros equipos. Demostró que no es la única manera de ganar la especulación. Puso en práctica un fútbol ofensivo y lleno de frescura con la movilidad y la sorpresa como leit-motiv (la jugada de Carles Puyol en la cual casi marca el tercero es un claro ejemplo). Por supuesto, no es esperable que el Almería o el Wigan planteen lo mismo, pero equipos con elementos comparables a los del Barça pueden ver en el conjunto catalán un referente, de todas formas suena utópico.
Vayamos al partido, para hacer una breve reseña. Comenzó el Manchester presionando la salida del rival y obstaculizando los circuitos entre Iniesta-Xavi y los de adelante. En ese marco en el cual el balón pasaba más por Gerard Pique que por Lionel Messi, el conjunto inglés tuvo su momento en el partido. Fue a través de Cristiano Ronaldo que generó sus opciones de peligro. Primero con un tiro libre que no pudo contener Victor Valdés y que casi manda a la red en el rebote Park Ji-Sung. Luego un remate de zurda y un disparo a distancia pudieron ser el 1-0 para los Red Devils, pero el Barça atravesó ese cimbronazo.
Sin embargo, en una jugada cambió radicalmente el rumbo del juego, a los 10 minutos. Iniesta jugó una pared con Messi, luego de romper una marca el manchego habilitó a Eto´o y el camerunés, tras una finta a Nemajna Vidic, de punta al primer palo anotó el primero. Fue un mazazo para los rojos que ahora debían buscar el desnivel con un planteo programado para el contraataque. En el resto de esa primera mitad sólo un intento desde lejos de Messi pudo haber acabado en gol; el Barcelona era un poco más pero prefería conservar el balón antes que profundizar.
Para el comienzo del segundo tiempo Carlos Tevez ingresó, pero poco aportó en ataque. De hecho, en su única opción para definir (cuando el juego ya estaba 2-0) demoró y no pudo disparar. Thierry Henry -que demostró que llevaba días sin jugar- realizó una buena jugada en ataque, con un enganche ante Rio Ferdinand, sin embargo el mano a mano ante Edwin Van der Saar lo mostró derrotado. La pelota era del Barça indiscutiblemente y se decidió a liquidar el juego. Primero Xavi Hernández estrelló un tiro libre en el palo, y en la siguiente clara, los culés sentenciaron la final. Otra vez Xavi manejó la pelota y con ese guante que tiene en el pié derecho le puso el balón a Messi quien le ganó la espalda a Ferdinand. Con una plasticidad propia del número 10 y con un cabezazo digno de Cristiano Ronaldo el rosarino le cambió el palo a Van der Saar con una acción poco habitual para él, a los 25 de la conclusión.
A partir de allí la fiesta fue total. Alex Ferguson buscó infructuosamente con cambios en la faz ofensiva, pero ya era tarde. Quedó tiempo para una nueva muestra de control de balón y rotaciones (que no pudo concretar Puyol) y para la criminal patada de Paul Scholes ante Sergio Busquets que lo sacó de la cancha. Massimo Busacca decretó el final y el Barça ya era el mejor de Europa, en verdad ya lo había confirmado en la chapa, porque por juego ya lo era.
Parrafo especial para el Manchester que estuvo 25 juegos sin derrotas en la Champions, desde el 2007 en las semis ante el Milan. Una base muy sólida y un grupo que tiene objetivos claros con una cabeza por encima que está más allá de todo.
Pero las loas son todas para los catalanes que han sublimado lo que significa jugar al fútbol. Dejemos de lado las polémicas de la semifinales, ganó el que más méritos hizo por el título. Será difícil, pero este conjunto tiene aspecto de aquellos que marcan una época; y tiene elementos tanto en la dirección técnica como en la cancha para soñar con eso. Pero falta mucho, por lo pronto puede disfrutar del triplete, algo único en la historia del fútbol español.
No solo terminó el campeonato. También, esta fecha del Calcio, se marcó el final de la carrera futbolistica de Paolo Maldini, en Milan; Luis Figo, en Inter y Pavel Nedved, en Juventus, pero éste aún no sabe si dejará de jugar o no.
