Este último domingo Lionel Messi fue presentado como el Mejor jugador del año 2009 para la Revista France Football con lo cual se le otorgó el Balón de Oro. El rosarino fue premiado en Paris en una fiesta con cierto glamour, pero a la que sin embargo no se le otorgó en estas tierras el reconocimiento que merecía la condecoración.
El jugador del Barcelona logró algo inédito, y a pesar de ello, los medios argentinos no se hicieron eco en una justa medida de lo que esto significa. Porque siempre se ha dicho "Somos los mejores del Mundo" "El fútbol como en Argentina, en ningún lado" y pavadas por el estilo. Sin embargo, nunca un jugador de este país logró tal premiación, haciendo la salvedad de que en los ´80 se limitaba a futbolistas europeos las nominaciones.
De todas formas, Messi, además de ser primerizo, es quien más diferencia sacó con respecto a los otros votados (¡logró el 88% de los sufragios!). Mientras el volante/mediapunta/delantero era premiado en Francia, en Argentina los medios deportivos sólo se referían al affaire de las elecciones en River o a la punta del Torneo Apertura. Nadie dimensionó lo histórico del logró del crack surgido en La Masía, la fábrica de talentos del Barcelona.
Allí hay que encontrar el porqué al ninguneo de Messi, el porqué a la crítica constante, el porqué las polémicas se reproducen exponencialmente mientras que los elogios parecen actos de mala fe. Ese desarraigo que se dio en la aparición del mejor jugador argentino en la era post Maradona es fundamental para entender cómo se miden las acciones en torno al jugador culé. Mientras que ciertas publicaciones hablan del golazo de Tévez del fin de semana (cuando en verdad es un error de Petr Cech) no se pondera de la misma manera las dos joyitas del 10 ante el Deportivo la Coruña el mismo día.
Seguramente esa será la cruz que deba cargar Messi hasta tanto no obtenga el Mundial con la camiseta argentina. Y es que más no se le puede pedir, porque ya lo ha obtenido. Con Can Barça sólo le resta lograr el Mundial de Clubes, con la Albiceleste ya fue figura en el Mundial Juvenil de Holanda en 2005 (con sólo 18 años) y en Beijing fue fundamental con pocas acciones para la medalla dorada. Quizás a partir de ese momento, Messi pase a ser el Jugador del Pueblo y sus goles valgan tanto (o más, como debería ser) como los de algunos delanteros que con un puñado de actuaciones sobresalientes se erigieron casi en próceres nacionales.
Algunos goles de La Pulga
Distinto fue el caso del Milan. Se nota que el equipo de la capital italiana extraña a Kaká. Aún así, resolvieron un partido contra Marseille que en la previa se presentaba como más que complicado. Alexandre Pato robó una pelota, que transformada por gol de cabeza de Inzaghi tras centro de Clarence Seedorf. Sorpresivamente, al inicio del segundo tiempo, el argentino Gabriel Heinze igualó de cabeza para el Olympique Marseille. Luego se repitió la fórmula Seedorf-Inzaghi, para que Milan se lleve los tres puntos al Giuseppe Meazza. En la lluvia francesa, Heinze y Lucho González fueron titulares para Marseille (Lucho se fue reemplazado por Ben Afra a los 75).
